Ahora que parece moderarse el debate acerca de la asignatura de Educación para la Ciudadanía quizá sea oportuno pensar con un poco de calma acerca del tema.
Si viven, como yo, en una gran ciudad, pueden observar cómo cada día es más difícil deambular pacíficamente por sus calles. No sólo las motos y las bicis se han enseñoreado de las aceras (aparcando y transitando por ellas) sino que muchas veces no pueden darse dos pasos seguidos sin tener que variar la ruta para esquivar abalanzamientos humanos de toda índole.
Concretamente, se diría que el afán centrista de la España del 78 ha hecho olvidar la norma de caminar por la derecha, al igual que se conduce por ese mismo lado de las calzadas... Lo cual, cuando son muchos los transeúntes, acaba haciendo intransitables las aceras.
Asimismo, el riesgo de abalanzamiento humano se da con particular peligrosidad cuando el inesperado móvil procede, como por vía de eyección, del interior de un portal o de una tienda. Cada vez son más frecuentes estos súbitos ingresos a la vía pública, como si la realidad circundante se hubiese tornado invisible para quien sale apresurado y, tantas veces, sólo pendiente de la pantalla del smartphone...
En fin, para poner remedio a estos y otros males semejantes propongo la lectura de obras clásicas como la que aparece en la fotografía. Se subtitula, de modo bien expresivo, Advertencias útiles que conviene conocer y practicar a toda persona, para vivir en sociedad y hay una edición disponible en Ediciones Altaya (2008).
Por cierto! El autor, D. Ezequiel Solana, es abuelo de un conocido político español, titular de los Ministerios de Cultura, Educación y Asuntos Exteriores. En este hecho, bien elocuente de la utilidad de las enseñanzas del libro, tengo puestas también mis esperanzas de que acabe por implantarse la Urbanidad para la Ciudadanía y exista consenso entre todos los partidos para usar como manual la obra de Don Ezequiel.