Hablando un día de lo público y lo privado, de las ventajas e inconvenientes de un sistema y del otro, me dijo mi buen amigo Cirilo:
-Mira, hay una imagen muy gráfica que representa lo más característico de cada modelo.
-¿Una imagen?
-Bueno, en realidad son dos. Verás. Creo que "lo privado" queda muy bien representado en la típica visión del repartidor de pizzas a domicilio, yendo a todo gas un sábado por la noche, esquivando coches y aparcando en la acera... Cuando le abren la puerta, la pizza aún está caliente.
-¿Y quién representa a "lo público"?
-Pues a ese nivel de la escala laboral, los controladores de la ORA o del SER son la mejor imagen de "lo público". Por lo sosegado de su actividad, por el inestimable servicio que rinden a la comunidad y... por la simpatía que despiertan entre los conductores.
Me quedé pensativo. Para colmo, las multas llegan ya frías.
Lo de los controladores de la ORA es, en efecto, patético. Una delirante versión postmoderna de los serenos, dedicados ahora a hacer la vida difícil a los vecinos mientras que sus antecesores la facilitaban.
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